Poseen obras suyas, las siguientes Instituciones: Poder Ejecutivo o Presidencia (Casa de Gobierno) – Cámara de Senadores – Cámara de Diputados -.Ministerio de Industria y Trabajo – Correo Central con 3 obras en el hall de calle Misiones. Museo Nacional de Bellas Artes, ahora de Artes Plásticas y Visuales (Parque Rodó) – Museo Municipal «Juan Manuel Blanes» Avenida Millán – Museo Histórico Nacional – Museo Histórico Municipal.
En U.S.A. colección Thomás J. Watson – Fundación Pennel – Biblioteca del Congreso de Washington Sede de la OEA – Western Hemisphere Collection.
Estado Mayor del Ejército – Empresa «La Mañana»- Ferrocarriles del Estado – Asociación de Profesores de Secundaria – La Criolla Artiguista de Las Piedras – Asociación Rural del Uruguay – Fortaleza de Santa Teresa -El «éxodo oriental» importante óleo anterior al del año 1930, en la Intendencia de Canelones – Museo Mazzoni de Maldonado – Museo Zorrilla de San Martín (Punta Carretas) – Museos de las Capitales del Interior del País -Museo Araujo de Treinta y Tres – Durazno – Flores – Mercedes – Minas – Salto – San José – Museo Nacional del Grabado en Buenos Aires (Defensa 372) – Pinacoteca particular del Presidente Sanguinetti – Colección del pintor García Uriburu en Maldonado. Coleccionistas privados en el Uruguay.
Ha realizado como 28 exposiciones individuales, desde 1906, en su mocedad, de pintura y grabado, hasta 1959.
Y ha participado durante su vida en exposiciones colectivas desde 1910, en un número estimado en unas 91, fuere en óleos, acuarelas, temperas, grabados y monocopias.
De la gran mayoría de estas muestras hay catálogos, folletos, diplomas y medallas, recortes de comentarios de prensa. Al final del presente trabajo se desarrolla la lista de exposiciones y Premios obtenidos. (índice cronológico).
Ha dictado, entre muchas otras, las siguientes conversaciones o conferencias: Sobre el Pintor Español Hermán Anglada y Camarasa – La Enseñanza del Dibujo – Historia y Técnica del grabado – Estudio sobre el Pintor Pedro Blanes Viale – Personalidad del pintor y grabador Honoré Daumier, etc. Diversas charlas sobre técnica del grabado, en ámbitos culturales, en el Museo de Arte Moderno (Plaza Cagancha), Subte Municipal, y en Liceos del interior del país, «Historia del grabado desde Oriente a nuestros días».
Se le han publicado en la prensa, entre varios otros, los siguientes artículos: «El Arte de Puvis de Chavannes» -«Millet, Carrier y Los Pugilistas de Cánovas». Crónica sobre la ubicación de la estatua «El David» de Miguel Ángel.En la Nación de B. Aires (año 1915) en defensa de los artistas uruguayos que deben emigrar por vacío local, casos de Blanes Viale y Torres García.
Luego de su muerte el 12 de agosto de 1959 y a fines del mismo año, en la revista «Esfuerzo» el crítico y Arq. Carlos Herrera Mac Lean lo recuerda con un amplio artículo…». Realiza (1910) el ansiado viaje a París, donde en las nuevas academias se entrega al culto de la pintura impresionista. No la frecuenta con una total fidelidad a la nueva técnica, aérea y dividida, sino en cuanto la coloración, entre azules y violetas y jugosos verdes, y en cuanto a la matización general, siempre clara y luminosa, proscribiendo en absoluto la violenta presencia del negro de las tierras de sombra».
Se refiere a los grandes cuadros como «El Éxodo», y sigue: «Esta brillante iniciación de Guillermo Rodríguez en la gran pintura, hacía esperar nuevas series de grandes cuadros». «Sólo tenía 41 años y ya estaba en el dominio de una técnica que no conocía dudas ni escollos para la interpretación de los grandes hechos que con tanta ansiedad esperaba – y aún sigue esperando – un país nuevo y en temprano desarrollo.
No fue así -Y no sabemos tampoco qué procesos de desilusión y de amargura generaron en la sensibilidad del artista, no digamos la incomprensión de sus cuadros, sino la indiferencia y desinterés con que fuera recibida su preciosa obra.Y pensamos que el desaliento – que se ocultaba bajo su permanente bonhomía debe haberlo empujado a buscar otros caminos que pronto encontró y en los cuales alcanzó alta maestría, ésta si aplaudida por todos y consagrada con las más altas distinciones».
Luego de referirse a su tarea docente, dice: …Se puso a estudiar y practicar las técnicas del grabado»…
…. «optó por refugiarse en su nuevo medio expresivo en la austeridad del blanco y negro, en el grabado, que lo llevó a considerable altura».
El diario «El Bien Público» publicó el 29 de Agosto de 1959, poco después de su fallecimiento, amplio artículo del Dr. Alejandro Gallinal Heber, amigo suyo, a cuyo campo concurriera para pintar escenas criollas en varias ocasiones. También había ilustrado 2 libros del autor.
Extractamos algunos cortos pasajes donde desarrolla aristas de su personalidad:
«Se nos acaba de ir Don Guillermo Rodríguez, esa figura tan limpia y digna que rubricó su vida de artista y caballero con un sello de singular autenticidad».
«Vivió noblemente, sin dejarse tentar por snobismos que acaso lo hubieran actualizado en el marco de corrientes favorecidas por el aplauso veleidoso que acompaña las inquietudes sin madurez».
‘Tuvo aristas de Quijote: la veta cuerda de un caballero andante noble y desprendido cabía en su estilo y como él pudo sentirse desarraigado frente a tantas circunstancias del realismo ambiente que no armonizaban con la elevación de sus enfoques, ni se avenían con la integridad de sus puntos de vista».
‘Trabajó fundamentalmente para él, para ampliar con su afán de traducir a su modo y en su lenguaje las sugestiones del paisaje y de la vida de nuestro terruño».
‘Tuvo una generosidad comunicativa para brindar lo que sentía en nobles horas de docencia, fue maestro empeñoso y responsable…».
Del libro de «Blanes a nuestros días (1961)»: «Entre los maestros, que junto con Pastor y paralelamente a su aporte personal en las distintas variantes del grabado, han desarrollado o desarrollan una positiva labor docente, cabe citar a Guillermo Rodríguez, recientemente fallecido, Domingo de Santiago y Luis Mazzey». Así se expresa el Arq. F. García Esteban (pág.8).
Según consigna J.P. Argul en su historia crítica cuando, en el año 1910, el Uruguay concurrió a la exposición Internacional de Bellas Artes del Centenario Argentino se reunió la obra de algunos pintores calificados de la nueva generación para que acompañaran a la de los entonces fallecidos Juan Manuel Blanes, Alberto Castellanos, Manuel Larravide, José Miguel Pallejá, Carlos Federico Sáez y M. Sturla, estaba la de Guillermo C. Rodríguez. Mas que una referencia a la fecha de su nacimiento – 14 de octubre de 1889 -, o a su formación al lado de Queirolo Repetto y de Blanes Viale o a sus estudios en Europa, esa información primera y datada, que señala, también, un grado de temprano reconocimiento, indica la larga trayectoria creacional de Guillermo Rodríguez.
La noticia de su muerte es dura. Rodríguez tenía una personalidad generosa y abierta; no era, simplemente, el artista; se supo mantener como el maestro de espíritu abierto, capaz de entregar con llaneza, simplemente todo su conocimiento, de alentar siempre, de estimular. Ello acrecía su fuerte vitalidad y ese grado de juventud
sensible que hacía impredecible el fin que ahora debemos consignar. Tanta generosidad y tan alegre aliento daban el tono de su manera. Ya que cuando señalamos sus virtudes docentes, no lo estamos ubicando en la cátedra, sino en el trato diario, con el estudiante que se le acercaba, con el público desconocido que quería saber algo más.
No es este el momento de hacer un balance cuidadoso de su obra plástica que es muy copiosa y no se detuvo por lo ambicioso de algunos de los planes a los que se enfrentó. Pero quizá no sea desencaminado recordar como lo más serio de su aporte, el que cumpliera dentro del grabado. Las últimas exposiciones nos han mostrado varias xilografías de su mano y en esa disciplina siguió manteniendo su prestigio más sólido. Pero cultivó otras técnicas; y lo hizo muy bien. Ciertamente estuvo más interesado por la pintura, particularmente por la paisajista, croquizada, directamente con el óleo. Su fuerte, sin embargo, estuvo, a mi juicio, en la más ordenada disposición de blancos, negros y grises de sus estampaciones, donde la temática nativa tuvo en sus versiones alcances más definidos, donde estableció con firmeza, con solidez cierta, su individualidad creadora.
Montevideo, 21 de agosto de 1959.
A fines de 1959, el Concejo Departamental de Montevideo con motivo de su fallecimiento, realiza por intermedio de su Dirección General de Cultura una Exposición de Homenaje postumo de grabados y monocopias en el Subte Municipal, de Avenida 18 de Julio y J. Herrera y Obes, exhibiendo 53 obras.Hay catálogo al respecto ilustrado.
También se autoriza a la Comisión de Cultura, a la adquisición de grabados, concurriendo el 1s dic/1959 a su taller aún abierto una delegación especial integrada por el Arq. F. García Esteban, escritor J. Carlos Onetti y al director Sr. J.C. Weigle, del Museo Blanes, que seleccionan algunas piezas, como grabados y monocopias que así contribuyen al acervo del Museo Municipal Juan M. Blanes.
Llevaron 4 xilografías, 5 monocopias en negro y color, 1 aguafuerte, 1 punta seca, 1 pastel.
Exposición de grabados uruguayos: El Municipio de Montevideo lo organiza, integrándolo con 4 grabados de Guillermo C. Rodríguez. El folleto tiene en su tapa reproducción de la xilografía «Carboneros de cabotaje» (1er. Premio del año 1937).
Nomenclátor de Montevideo: El Municipio de Montevideo, con aprobación de la Junta Departamental designa una calle con el nombre del pintor «Guillermo C. Rodríguez», en el barrio Marconi (entre Avda. San Martín y Plaza), en junio de 1979, decreto No. 19.187 y Resolución No. 129.291 .Se estaba en fecha próxima de cumplirse 20 años de su desaparición física, y se premiaba y recordaba al pintor nacional grabador, profesor de varias generaciones de uruguayos, ¡mpulsador de la cultura uruguaya, como docente y articulista, y de defensor de los artistas jóvenes por quienes luchó.
En Buenos Aires en Setiembre de 1960, se realiza el «Primer certamen Latinoamericano de Xilografía», con participación de diez países.
En el envío de Uruguay, con artistas compatriotas, incluyendo Leonilda González y Petrona Viera, obtuvo Guillermo C. Rodríguez un Premio Especial otorgado por un Jurado internacional. Por carta oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay del 5 de abril de 1961 así lo comunicó a la familia del grabador.
El poeta y escritor Carlos T. Gamba, le dedica sonetos al pintor fallecido, en libros de versos de 1961 y 64, ilustrado con temas pictóricos.
El 11 de marzo de 1963 en el Ateneo de Montevideo, se realiza conferencia sobre la personalidad de Guillermo C. Rodríguez por la profesora Isaura Bajac de Borges, desarrollando su personalidad artística y humana, con numeroso público y comentarios periodísticos.
En el Centro de Grabado «Guillermo C. Rodríguez» del artista Yamandú Sánchez, y el grupo Intelectual «Vanguardia», realizaron el 12 de mayo de 1963 una muestra conjunta de grabados y poesía, con exposición de obras, en honor al desaparecido pintor y grabador. La familia donó al Centro la prensa de hierro para impresión de grabados que fuera del artista desaparecido. Posteriormente este Centro cerró al emigrar su fundador.
El 27 de mayo de 1966 se realizó una amplia exposición de 69 artistas en la «Asociación de Artistas plásticos del Uruguay» en la sede del Jockey Club, donde se rindió homenaje a la desaparecida figura de Guillermo C. Rodríguez, quien fuera socio fundador y Presidente de la Institución.
En el diario La Nación (Buenos Aires, 1968) opina el escritor Felipe Barreda Laos, dentro de un artículo: «La región del Este uruguayo con su bicentenaria capital Maldonado, de tan marcado sello hispánico,… se distingue por haber despertado vocaciones artísticas de afamados pintores que encontraron, en la bellísima naturaleza de sus playas, cielos y bosques, la lumbre genial de la inspiración.
Esta originalidad propia del ambiente explica, quizá, un distintivo de los mejores pintores uruguayos: la dificultad para incluirlos en las escuelas pictóricas catalogadas.
Cúneo, Guillermo Rodríguez, Federico Sanz, Joaquín Torres, Figari, Larrabide, no son discípulos ni de la escuela neoclásica, ni flamenca, ni italiana, ni holandesa, ni impresionismo, ni clasicismo, ni ultraísmo, ni abstraísmo. Son espontáneos del estilo personal, técnica propia, apasionados de la libertad, como el ambiente del Este».
Por los años 1959 y 1960, la Galería del Arte Zuloaga y Monegal organiza exposiciones de grabados, escultura y cerámica, donde incluye muchos temas de Guillermo C. Rodríguez.
En los años 1970/1976 Galería de Arte «U» del director Enrique Gómez, realiza exposición y remate periódico de algunas obras de Guillermo C. Rodríguez y pintura nacional en general.
La galería Moretti realiza en setiembre de 1981 una exposición de óleos que titula «12 Maestros de la Pintura Uruguaya» y que incluye temas de: Arzadúm, Beretta, C. A. Castellanos, de Simone, Etchebarne Bidard, Diógenes Hequet, Guillermo Rodríguez, de Santiago, Pesce Castro, A. Sollazo y Petrona Viera.EI crítico Roberto de Espada destaca cierta unidad estilística y de época (todos nacidos a fines del siglo 19) y que propician el surgimiento de un carácter plástico uruguayo, (tomado del folleto de la Exposición).
La Intendencia Municipal de Montevideo realiza gran exposición retrospectiva y completa del pintor Guillermo C. Rodríguez, en los dos amplios salones de Exposiciones del Palacio Municipal (por calle Soriano) con folleto alusivo. Incluyó unas 126 obras originales de óleos, acuarelas, pasteles, grabados y monocopias, temperas, croquis a lápiz, etc., de procedencia de la familia y el Museo J. M. Blanes.La tapa del folleto o catálogo reproduce la xilografía (año 1946) con Gran Premio del salón Nacional de Bellas Artes y realiza una historia cronológica sobre la base de temas de críticas publicadas en diarios, a partir del año 1906, con su primera muestra pictórica en Montevideo, titulado «Un pichón de pintor».
Extractamos algunas partes del comentario de E. Vernazza escrito sobre:
«Retrospectiva de Guillermo Rodríguez en su Alta Escala de Pintor y Grabador» de «EL DÍA» del 20 de octubre de 1981. «Guillermo Rodríguez representó, no sólo al profesor, al docente, sino al que impulsaba a los jóvenes, enseñándoles los secretos y las dificultades a vencer.
El Xilógrafo. Guillermo Rodríguez fue un eximio grabador. Con altibajos, como todo artista que muestra su obra sin condicionantes.
En el aguafuerte y en la monocopia, dejó sentadas claras lecciones de cómo su investigación tradujo en la impresión un rico acervo de color agregado que funcionaba con la característica de pincel – seco.
La Temática. El paisaje, los campos nuestros, lo nativo, la carreta, la diligencia, el rancho, los trabajadores, los caballos, los galpones con sus peones, la belleza del monte lejano, y la más cercana de tipo montado y en camino… las enramadas, el payador, los lugares conocidos, los rincones casi familiares, todo ello fue formando una hermosa colección que el artista, con su espíritu de trabajo, acumuló a través del tiempo. Fue un plástico que no dejó nada a la causal vivencia del momento. Sino que abordó sus temas con una clara vigencia de continuidad histórica…
El Pintor. Dentro de toda temática, Guillermo Rodríguez aportó no pocas obras en pintura. Si acaso, queda para el contemplador poco avisado, ese enorme «panneau» que en el Correo luce de su mano; «El Éxodo del Pueblo Oriental». Es un cuadro de grandes dimensiones, en el que, dada su dificultad, le clasifica entre los más importantes pintores históricos de Uruguay. Los retratos de la Madre justifican su galardón de colorista en la realidad de una pintura que se sostiene en la más franca frescura de su realización. Las escenas de campo, generalmentecautivaron a Guillermo Rodríguez. Por su silenciosa modulación en los cielos y la soledad de la llanura. O en esas acuarelas, algunas de verdadera belleza pura en la técnica del lavado.
El Modelo Quieto. En la «naturaleza muerta», en la arquitectura de sus esquemas, en la fuerte realidad que requiere el modelo quieto, Rodríguez tenía una mano segura».
En julio de 1995 el Museo regional Mazzoni realiza una exposición de Guillermo C. Rodríguez, incluyendo 18 obras del propio Museo, más otros aportados por particulares locales y la familia, con un total de 48 obras, hablando el profesor Olmedo en la inauguración.
En Enero de 1998 se inaugura exposición en el Museo de Maldonado «Cuartel de Dragones de Artigas», de una Sala íntegra donada por el pintor argentino Nicolás García Uriburu, que contiene un óleo sobre Arequita (Minas) de 1906, con el mismo tema de otro de su maestro Pedro Blanes Viale. También otro óleo de ceibos exhibido.
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